Eliseo Castillo
Nació en la ciudad de Huehuetenango el 14 de junio de 1879. Juntamente con su hermano Simeón obtuvo beca para realizar estudios en el Conservatorio Nacional, de donde en 1906 fueron requeridos a prestar servicio militar en la frontera con El Salvador. Terminado el conflicto se trasladaron a Santa Ana, (El Salvador), donde tuvieron muchos triunfos como músicos, sobresaliendo Eliseo como compositor.
Los hermanos Castillo regresaron a Huehuetenango en 1910, donde Eliseo continuó su obra creativa.
Siendo la época de los valses, compuso varios sumamente sentimentales y llenos de ternura y sensibilidad, que cautivaron a los huehuetecos.
A su fox, “Mis Tristezas” lo denominaron “El Himno de Huehuetenango” y es, a la par de su vals “Despierta”, la melodía por excelencia de las serenatas del miércoles santo y de la víspera del día de los Santos. Estas melodías se siguen escuchando después de 65 años de haberlas estrenado su autor. Entre sus principales composiciones están: “Ecos de la Sierra”, “Ave sin nido”, “Luna de miel”, “Elisa”, “Un sueño”, “Lágrimas del Alma”, “Primera Sonrisa”, “Ternura”, El Encanto del un Baile”, “Monedas y Copas”, “Adelante Unionistas” y muchas más.
Fue profesor de educación musical de toda una generación de huehuetecos y se trasladó a Quetzaltenango a principios de los años veinte, donde dio clases en varios establecimientos escolares, habiendo fundado la estudiantina de la Escuela de Artes y Oficios, cuyo director era el Profesor Gabriel Arriola Porras. Dio clases a varias familias quezaltecas, contándose entre sus alumnos al connotado guitarrista Danilo Rivera. Falleció en la ciudad capital de Guatemala el 25 de febrero de 1927 y sus restos yacen en Huehuetenango, en el panteón de la familia.
La Municipalidad de Huehuetenango, como reconocimiento a su obra musical, le erigió un busto en el barrio El Calvario de aquella ciudad y la Asociación de Músicos Huehuetecos creó en 1976 “La Orden Eliseo Castillo”, para condecorar a los músicos huehuetecos que han sobresalido. La primera condecoración fue impuesta a J. Eduardo Tánchez, el 22 de noviembre del mismo año.

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